Serra Do Cipó y Belo Horizonte
Brasil Desconocido
Minas Gerais se hizo famoso en los
tiempos de la Colonia, convirtiéndose principalmente en la zona más rica de
Brasil gracias a sus minas de oro y diamante. Por ahí pasaba la famosa Estrada
Real, el camino que unía ciudades tan famosas como Ouro Preto y Diamantina (Muy
bien puesto el título de Patrimonio de la Humanidad).
A la mitad entre ambas ciudades se
encuentra Serra Do Cipó,
conocida por muchos como el Jardín
Botánico de Brasil por su
enorme variedad de flores: en total más de 1600 especies. La proximidad con
-Belo Horizonte la capital del Estado a solo 110 km-, la belleza de sus
paisajes y la posibilidad de realizar distintas actividades de ecoturismo,
convierten a esta zona en el lugar favorito de descanso para los que viven o
vistan la urbe.
Todos los fines de semanas el parque Nacional Serra Do Cipó recibe cientos de visitantes que
buscan sus senderos para una buena caminata, andar en Mountain bike, Rappel,
Escalada, Canyoning o, simplemente, disfrutar de alguna de las 50 cachoeiras
(Cascadas) que forman los ríos que rodean este parque de 33.800 hectáreas.
Una de las excursiones en este lugar
es a la Cascada da Farofa. El sendero está muy bien marcado, la
caminata es suave, pero en total son 14 kilómetros entre ida y vuelta, así es
que hay que contemplar mínimo unas seis horas de caminata o incluso todo el día
si decide tomarlo con mucha calma. El recorrido también se puede hacer en
bicicleta o a caballo.
La mayor parte del trayecto va entre
arbustos y árboles bajos, que recuerdan un poco la zona central de nuestro
país, así es que hay que olvidarse de la sombra y darle la bienvenida a gorros,
bloqueador y un par de botellas de agua.
En el camino hay que cruzar tres
pequeños ríos. Los dos primeros se pueden sortear equilibrándose por las
piedras, pero el tercero es refresco seguro y obligado. El ritual es más o
menos el mismo entre todos los turistas: sacarse los zapatos, subirse los
pantalones hasta la rodilla y un par de reclamos, porque el agua es mucho más
fría de lo que está acostumbrado el brasileño.
A medida que uno se acerca a la cascada va aumentando la vegetación y se escucha el sonido de la fuerza del agua. La recompensa es un enorme salto de agua (En total tiene 240 metros en varios niveles), una piscina natural rodeada de bosques y enormes rocas que invitan a un refrigerio o sentarse a ver el paisaje. Otros prefieren darse un buen chapuzón en esta preciosa piscina, que ornamentan enormes mariposas multicolores que se pasean por el lugar.
Recuerde que entre los meses de diciembre y marzo es temporada de lluvias, así es que los ríos pueden ser tan caudalosos que simplemente no se pueden cruzar.
Visita a la Historia
Aunque las cachoeiras son las reinas
indiscutidas del lugar, las fazendas no se quedan atrás. Como Serra Do Cipó era
parte de la Estrada Real, muchas asciendas servían como lugar de descanso para
los viajeros que iban en busca de las piedras preciosas.
La más
antigua es la Fazenda do Cipó que data de 1829. La hacienda mantiene las características
originales de la construcción, con muebles antiguos, cocina a leñas, un molino
artesanal para la producción de harina de maíz y la capilla, donde aún se
celebran misas.
La hacienda
producía aceite de ricino, que se usaba para el amueblado público en ciudades
como Ouro Preto. Para mostrar y hablar de los diversos acontecimientos que
marcaron el nacimiento de Sierra Do Cipó, los visitantes podrán contar contar
con dos ilustres residentes: Las hermanas Antonia Terezinha y Antonia María, descendientes
directas de los primeros dueños, quienes muestran con orgullo la casa,
reliquias y un pequeño museo que funciona en las antiguas piezas que usaban los
esclavos.
Aunque las
cascadas son las reinas del lugar, las fazendas no se quedan atrás. Como Serra
do Cipó era parte de la Estrada Real, muchas haciendas servían como lugar de
descanso para viajeros que buscaban piedras preciosas.
La Tierra de Los Bares
Belo Horizonte y sus 2,3 millones de habitantes
pueden jactarse de ser una de las ciudades con mejor calidad de vida del Brasil
y de todo Latinoamérica. La capital de Minas Gerais fue la primera ciudad
con planeamiento urbano de Brasil, mezclando modernidad y hermosos paisajes
naturales.
El sello característico de la ciudad es la enorme
cantidad de parques y construcciones diseñadas por el famoso arquitecto Oscar
Niemeyer, con barrios como Pampulha o la iglesia San Francisco de Asís, que
tiene una arquitectura tan osada, que no se permitió oficiar misas allí por más
de 15 años.
Pero esta ciudad es conocida como la Capital
Nacional de los " Butecos”. Son bares de decoración muy sencilla, sin
lujos y donde se sirven dos cosas: Cervezas y platos locales. Incluso
hacen un festival de comida donde se crean nuevos platos y el público vota por
los mejores. Ha tenido tanto éxito, que también quiere replicarse en otras
ciudades como Río de Janeiro. Lugares para elegir hay muchos. En total, 12 mil
repartidos por toda la ciudad: Más menos un bar por cada 200 personas. Nada mal
para disfrutar de la rica comida Mineira.
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