El altiplano chileno, sus encantos y emociones
Teniendo en cuenta todas estas variables nos
adentraremos en el altiplano y desierto chileno descubriendo sus encantos y
emociones que nos brindará cada lugar o pueblito altiplánico.
El Pucará de Copaquilla, Monumento Nacional desde 1983, es una fortificación que data de un periodo
anterior a los incas y que servía como mirador para resguardar el valle del
mismo nombre, un sitio fértil que permitió el asentamiento humano hace miles de
años.
Hoy es posible apreciar los restos de esta
construcción, cuyas pircas rodean la cumbre y se yerguen prácticamente hasta el
precipicio que da a los terrenos más abajo.
Un poco más arriba, ya sobre los 3.000 metros de
altura, se encuentra el Tambo de Zapahuira, una pequeña construcción
de piedra que sirvió a los incas como un lugar de descanso y almacenamiento
entre la capital -Cuzco- y el Collasuyo, o parte austral del
imperio.
El altiplano es un lugar único, que cuenta con especies
endémicas de flora y fauna. Llaman la atención los cactus candelabro,
cuyo nombre se debe al parecido de la planta con el objeto para poner velas.
Pertenece a la familia de las cactáceas que crece solo en esta ruta, entre los
1.700 y 3.000 metros de altura, en condiciones muy secas.
A los 3.200 metros está el Parque Nacional
Lauca, una extensión de tierra que sobrepasa las fronteras artificiales
entre Chile y Bolivia y que está compuesta por lagunas y
volcanes, aves y camélidos, cactus y matorrales. Es uno de los pocos
territorios donde la fauna circula libremente, sin cercos y corrales, y donde
el hombre, más que ser un país u otro, pertenece a una etnia en particular: La
Aimara.
Dejando atrás la árida sierra para adentrarnos en
un lugar lleno de agua, y aparece entonces un color casi desconocido allí: El
fuerte verde de la Llareta, una planta rastrera que crece al alero de las rocas
y que a lo lejos da la apariencia de ser un cómodo y blando cojín para
descansar.
Se ve también el Bofedal (Humedad de
altura) y surge en medio de los pequeños ríos una serie de plantas que
alimentan a los camélidos y sirven de hogar a las aves del sector.
El primer contacto que tenemos con los animales es
muy cercano. En el control policial de Chucuyo disminuimos la
velocidad para comunicar nuestro destino, pero en vez de acercarse a un
carabinero, lo hace una lanuda llama que introduce su cabeza por la ventana del
vehículo. Ella cobra pacíficamente su peaje que consiste: En una fruta
o una galleta.
Continuando con nuestro recorrido, nos
deslumbraremos con la belleza, los Payatas "Dos
nevados". Los volcanes Parinacota y Pomerape se imponen por
su altura, 6.342 y 6.282 metros de altura, respectivamente, y a sus pies se
ubican las aguas de las lagunas de Cotacotani y el lago Chungará. Acompaña
el paisaje un grupo de llamas y alpacas de cuyas orejas cuelgan llamativas
cintas de lana. Ya que los camélidos fueron marcados por sus dueños en una
ceremonia tradicional llamada floreo. Para reconocer a los
animales y diferenciar los rebaños.
El Lago Chungará, ubicado a 4.517 metros, es uno de
los más altos del mundo. Es un ecosistema que alberga a diversas aves que día a
día fotografían los cientos de turistas que llegan al lugar, precisamente para
captarlas con el lente. El atardecer brinda un espectáculo imperdible cuando
los rayos del sol iluminan la blanca cumbre del Parinacota y
esta se refleja en las aguas del lago.
Más de 11 mil hectáreas cubre el salar de Surire, una
vasta extensión blanca que contrasta con las azules aguas. El nombre proviene
de "Suri", denominación que los aimaras dieron al llandú. A pesar de
ser un animal tímido, no es raro ver correr a este enorme pájaro por las
planicies de la pampa.
Aquí mismo se haya una de las aves más llamativa de
Chile: El Flamenco o parina en aimara, nombre que dio origen a
Parinacota o "Laguna de Parinas". Tres de las seis especies que
existen en el mundo viven acá. En las salobres aguas encuentran el alimento que
les dan el color rosado fuerte que las caracteriza. Otro animal menos vistoso,
pero muy amigable, es la vizcacha, que vive en las rocas a la orilla del
camino. Con un pedazo de manzana es suficiente para que las más osadas se
acerquen.
Las aguas de Surire son muy ricas en sales y no
solo sirven para nutrir a los animales del sector. En la parte norte es posible
apreciar algunos movimientos de tierras que corresponden a reductos mineros que
extraen bórax mineral utilizado en la fabricación de plásticos y vidrios y que además
es un importante componente en los detergentes y un desinfectante natural.
El Azufre se huele a la distancia, y es porque el
agua posee grandes concentraciones de este mineral. Después de recorrer gran
parte del salar, es posible encontrarse con posones de agua cuyo color calipso
se difumina por el vapor que ahí emana. Son las Termas de Polloquere, es
un lugar ideal para descansar, hacer un picnic y relajarse. Aún sumergido en
las temperadas aguas se tiene una vista espectacular. El horizonte no es más
que sal y un espejismo producido en la extensa superficie blanca. EL viaje
termina ahí, en ese nutritivo y componedor baño de minerales.
Pueblos de interés
No dejar de visitar los siguientes pueblos
altiplánicos:
Putre: es
el más importante. Es la capital de la provincia de Parinacota y cuenta con
servicios como teléfono, internet, un Banco Estado, algunos almacenes y
hostelerías para alojar. Fue fundado en 1580 como un lugar de paso entre Alto
Perú (Actual Bolivia) y Arica, por donde transportaban la plata que extraían de
la mina de Potosí. Más al interior es posible visitar poblados más pequeños.
Putre
Parinacota: Lugar declarado monumento nacional, viven
algunos lugareños, y se puede encontrar algunos puestos donde encontrar tejidos
y artesanías típica de la zona. Más al interior está otro pequeño pueblo
llamado Guallatire.
Putre, Parinacota y Guallatire tienen algo en común
todos poseen un iglesia y una torre campanil de interés histórico cultural,
construcciones indígenas mezcladas con el estilo barroco español de la época.
Parinacota
Guallatire
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