Parque Magallánico Pali-Aike
Donde los tehuelches tenían su historia
Son 5.030 hectáreas de pampas
eternas y curiosas elevaciones montañosas negras y escarpadas, obra de la
enorme actividad volcánica que comenzó hace 1 millón de años en este
lugar. Se ubica en la sección más árida de
la estepa magallánica. La mayor parte de la superficie está cubierta por
extensos derrames de lava basáltica, lo que determina la existencia de
vegetación semidesértica.
Los tehuelches
decían que en este paisaje volcánico rondaba el Lucifer. Acá el viento sopla
como si se quisiera llevar al mundo, y eso le da, literalmente un aire más
misterioso.
Escalar las
formaciones volcánicas contra el viento es una verdadera odisea, sobre todo si
no hay vegetación de la que afirmarse; solo piedras negras que hacen que subir
se convierta en la hazaña del día.
Asomarse desde lo
alto del cráter y ver los alrededores es algo desconcertante. Una pampa eterna,
sin límite, solo interrumpida por milenarias colinas de lava basáltica, por
donde corren guanacos, ñandúes y unos pocos zorros, inhóspita hasta el
encantamiento. Aquí es cuando uno se pregunta cómo vivían quienes osaron
entrometerse en las tierras de Lucifer y como este se esmeraba en echarlo de
sus tierras.
Pero el ser humano
es porfiado y mientras más lo echan más quiere explorar, sobre todo si le dicen
que en esas tierras calientes Belcebú paseaba la cola, dominando vientos a
diestras y siniestras.
La existencia de
numerosos conos volcánicos de baja altura, cuevas naturales, abundantes
cráteres, paredones basálticos y campos de lava semejan a un paisaje lunar.
Creado en 1970, el Parque Nacional Pali-Aike es único en el país por sus
características geológicas, sus exóticos paisajes lunares y la singular mezcla
de tonos grisáceos en los restos volcánicos que hacen recordar los ríos de lava
de la zona cordillerana de la XII Región.
Los antiguos habitantes: hace 16 mil años, el cráter Pali-Aike echó humo por última vez. Su lava y el sedimento arrastrado fueron dando forma a cuevas que más tarde serían habitadas por los tehuelches, procedidos de los milenarios "hombres de Fell", cazadores-recolectores de la zona, quienes vivieron hace más de 10 mil años con milodones, caballos enanos y tigres dientes de sable. Según estudios realizados en la década del 30, estos hombres serían los primeros habitantes del extremo sur del mundo.
Los amiguitos peluditos: Guanacos, ñandúes, armadillos,
chingues y zorros son algunas de las especies que se pueden ver merodeando el
parque. Los más acostumbrados a la visitas son los zorros, que incluso pueden
llegar a acercarse curiosos para ver que le traen los turistas.
Zorro
Fauna en el Parque Pali-Aike
Armadillo
Ñandú
Chingues
Guanaco
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