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Radal Siete Tazas, Chile

Reserva Nacional Siete Tazas
Para resumir en una visión panorámica la Reserva Nacional Radal Siete Tazas, habría que trazar en un plano montañoso un gran pulmón verde atravesando de alto a bajo por un cuchillo frío y transparente como es el río Claro. En su núcleo, en cambio, los habitantes de esta zona rural de la precordillera de la Región del Maule se identifican con la calidez de las rocas de basalto, por donde cae uno a uno los siete saltos íconos de la reserva.
Esta repetición de cascadas es la postal, algo así como la bienvenida oficial a Radal Siete Tazas. Sin embargo, sería injusto encasillar la riqueza de la zona en esta figura, aunque se lleve todos los aplausos y retratos. Para comprender por qué Radal es Parque Nacional, primero hay que sumergirse en su bosque ecléctico; luego inhalar. Con este combustible natural alcanza de sobra para emprender la marcha.
Allá vamos
A Radal Siete Tazas se llega por la Ruta 5 Sur hasta el desvío hacia Molina, una ciudad vitivinícola en la que su plaza constituye el eje principal del sistema de ajedrez que la organiza. Al este de dicha localidad comienzan los 55 Km de camino ripiado hacia la reserva. Si viaja en automóvil, será común que se cruce con buses empolvados transportando en la parrilla el equipaje de los turistas. El ascenso tómelo con calma, así se ira introduciendo lentamente en el paisaje y, de paso, podrá detenerse a tiempo si es que divisa un quiosco donde venden pan amasado: obviamente hecho en horno de barro.
En las más de cinco mil hectáreas no existen grandes casas de verano ni menos hoteles. Aquí abundan los Campings y uno que otro hostal o cabañas. Según la Municipalidad de Molona, el promedio de estadía en Siete Tazas es de dos días y medio por grupo. Una cuota de tiempo prudente para conocer los atractivos insignes, para recorrer los rincones menos divulgados e igualmente distinguidos del lugar.
Las familias del lugar no dudan en educar sobre la adecuada protección del área silvestre. Es lo que la Unión Mundial para la Conservación de la Naturaleza denomina ecoturismo. Claro esto se aprende sentado en la mesa, compartiendo un pollo en horno de barro o un asado de cordero.
Los Saltos de Agua
El primer salto en asomar es el Velo de la Novia, caída de agua de 50 m cuya llovizna es perceptible desde el mirador que se ubica a un costado del camino. Bañarse en la poza que se forma es como estar bajo una ducha gigantesca. Eso sí, no se le ocurra ponerse bajo el chorro, quedaría como estampilla.
La pendiente continúa atravesando bosques de roble, ciprés de la cordillera, coigüe, radal y mañío. Por entre el follaje se pueden ver niños haciendo Canopy, como si fueran una más de las tencas que rodean el área. Aparecen la estrella de la Reserva: las Siete Tazas. Una estrella muy asequible, pues existe una pasarela de madera que permite a personas de tercera edad y discapacitadas llegar hasta el mirador principal. El cauce del río es un festín para los Kayakistas, por todos los saltos y rápidos que se crean en la roca a raíz de los hielos milenarios y la actividad volcánica de los dos descabezados de la región: el Grande y el Chico.
La ruta de los saltos termina en el lecho del río con el Salto de la Leonera. Elija un pozón y reclínese para observar la bóveda natural que origina. Luego, siga hasta Parque Inglés, última parada, donde un trío de campings y un hostal son el refugio propicio para desplazarse por las distintas rutas del Sendero de Chile. Los guías de la Conaf cada día invitan a excursionar por los últimos rincones de la reserva. Incluso, puede arrendar caballos para transitar por la misma senda que 6.400 años atrás recorrieron los Chiquillanes. Cerca de la cordillera, el paisaje cambia radicalmente a tonos cafés y las vertientes que dan origen al río Claro intentan explicar cómo es que metro más abajo se ubica una de las áreas más exuberantes de la zona central de Chile. 


 Cuenta la Leyenda que cuando una pareja de recién casados visito este salto, la novia se acercó al precipicio y cayó. El novio, perplejo, en un acto de amor se lanzó tras ella. Sus cuerpos desaparecieron, pero sus almas alimentan de amor a todas las parejas que beban tres sorbos de la fuente que se forma con las cascadas.

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