La Ruta Kaweskar
Se puede realizar a bordo del Skorpios III se recorre las siguientes bellezas del fin del mundo, La Cueva del Milodón, la Cascada, las Torres y Cuernos del Paine. El Skorpios III surca el Canal Señoret alejándose de las luces de Natales, últimas señales de civilización citadina en la remota Patagonia. Las personas que por miedo al oleaje o a la desagradable sensación de mareo, una buena noticia. Este barco navega única y exclusivamente por canales interiores, fiordos y bahías abrigadas. Las aguas son todo el tiempo una taza de leche, aunque azoten vientos pesados. Se puede pensar muchas veces que el navío se encuentra detenido, pero al mirar por la ventana se descubre que se mueve a gran velocidad. Por lo tanto, si la odisea del Titanic le quita el sueño, relájese. Por esta no existen traicioneros icebergs solo pequeños témpanos que difícilmente podrían dañar el casco del navío. Por otro lado, la tecnología de abordo detecta cualquier objeto peligroso, sea en la superficie o bajo la línea de flotación, con bastante anticipación. Si tiene desconfianza, valla al puente de comando y cerciórese que todo está bien.
Volviendo a los orígenes: El paisaje de este crucero a los
hielos patagónicos por la ruta Exploradora Kaweskar, lo que un día Darwin llamó
desierto verde. Canales y fiordos que han dejado el paso de los glaciares que
un día ocuparon todo el territorio patagónico e inclusive el planeta entero. A
medida que los glaciares se fueron derritiendo, crecieron los Océanos y
ocuparon los espacios antes cubiertos por enormes masas congeladas es fácil
entender aquí el nacimiento de la vida vegetal.
La roca desnuda que deja el glaciar en su
retroceso es primero habitada por líquenes y musgo, una incipiente, diminuta y
primitiva capa vegetal. El paso de los años trae polvo terroso el viento
acarrea las semillas de matorrales bajos y comienzan a crecer la chaura, el calafate, la
murtilla, la matabarrosa y la frutilla del diablo. La capa vegetal aumentará
como para soportar arbustos y árboles de mayor peso y tamaño. Las Lengas,
Coigües, Canelos, Alerces, Cipreses o Ñirres se aferran a la tierra, lucha estoicamente
contra los violentos vientos patagónicos y formaran una trama boscosa, prácticamente
impenetrable, por la turba un colchón vegetal de altísima humedad.
Sobre el hielo
Día a día la ruta Kaweskar ofrece paisajes
y paseos interesantes. Un día se puede admirar el Glaciar Amalia, para después
tocar los bosques del seno Antrim, donde el barco "Toma Agua" de una
potente cascada. Otro día se desembarca en Puerto Edén, para intercambiar
experiencias, comprar artesanías y ver con se desarrolla la vida en este
pequeño poblado, donde viven los últimos Kaweskar.
En una hora se recorre íntegramente el
poblado.
Los puntos altos del viaje son tres: el primero se puede ver el
gigantesco glaciar Pio XI el mayor de Latinoamérica, con más de
cinco kilómetros de extensión y 60 metros de altura.
La embarcación navega entre los témpanos con
colores mágicos azul turquesa, verde profundo, hielos blancos, negros y
transparentes. Otra sorpresa es la recalada cerca del glaciar Bernal, el cual
se pude llegar caminando para admirar y recorrer. El paseo que difícilmente se
olvida es la navegación entre los hielos del fiordo Calvo, a bordo del
confortable Capitán Constantino un barco menor, abierto, techado y con
calefacción es aquí donde se
practica el famoso ritual "Sqorpios 12 con 50", whisky de 12 años con hielo de 50.000.
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