Una Vivienda Cósmica

La Ruca Mapuche

La ruca, primera casa que se levantó en estas tierras, surgió de un dialogo del hombre con su naturaleza. Ese, que hoy tratan de restablecer arquitectos de distintas partes del mundo... en su propio idioma.

Para el hombre estresado de hoy la arquitectura busca crear viviendas que dialoguen con el rocío de la mañana, el haz de sol del mediodía, la visión nocturna de las estrellas, con la madre naturaleza y sus consuelos.

La maloca amazónica que simboliza el cuerpo de una mujer, o la cabaña del pionero norteamericano humanizando la pradera, son ejemplos inspiradores de materiales honestos, diálogo con el paisaje y adaptación al medio ambiente con valores con valores que ahora se rescatan. Sin embargo en todas estas sociedades había creencias que le daban un sentido profundo a cada vivienda.

Así sucede con la ruca araucana tradicional. En ella no hay interés artístico de arte por el arte; el volumen, la planta, toda deriva de una visión del universo.

Tal es el respeto a la creación, que el araucano intenta copiar las leyes de lo creado para que la obra humana armonice con la Obra Divina.

El poste central de la ruca es un eje simbólico que une la tierra con los cielos entorno a él se sirve la comida en círculo girando en el mismo sentido que los astros surcan la Bóveda Celestial.

El acceso por el oriente repite también el movimiento de los astros, que entran por ese punto al horizonte; el que simboliza al elemento fuego, la estación del verano, la chispa divina que hace girar el universo.

El poniente, donde los astros se hunden en el mar, alude al agua y al invierno, a la quietud y al descanso: es la paz que requiere el dormitorio para los viajes en sueños.

El norte es peligroso. Es el aire que porta enfermedades. El otoño que pone fin al calor. Ahí hay que estar despierto, alerta, y se deja libre esa zona para tejer, tallar, etc, todas las actividades diurnas de una persona dueña de sí.

El sur es la esperanza y la vida, la primavera y la tierra; ahí duermen los niños y las embarazadas, se dejan los instrumentos de labranza y todo lo que alude al crecimiento, al pulso que mantiene la humanidad viva.

La tierra, estática es una cuadrado pero el soplo divino lo hizo girar y ahora es un círculo; es por eso que la ruca antigua en planta, era circular.

Para el araucano, la naturaleza es un Mensaje Divino; cada elemento vegetal es una frase. Buscando "Frases" el araucano descubrió las propiedades medicinales de cada corteza, flor, hoja o raíz en ese mismo conocimiento le sirvió para utilizar 18 elementos de la construcción de la ruca; vigas incorruptibles, troncos fungicidas, postes que se endurecen a la cercanía del fuego, juncos trenzados para cordajes, capas de hiervas duraderas que refrescan en verano y abrigan en invierno, otras que facilitan el escurrimiento de las aguas lluvias.

Los dos sexos son igualmente importantes y la ruca se inaugura dos veces; con la familia de él, y con la familia de ella, la mujer es la "Rucandoma" que oye las voces que bajan de lo alto, la que maneja la comunicación vertical; el hombre la oye y se aleja por la tierra, horizontal, intentando que las señales se hagan realidades en este mundo.

Ambos son guerreros. Porque hay astros positivos y astros negativos, piedras de bien y piedras de mal, árboles benéficos y árboles maléficos, pero el ser humano, solo en medio del universo, es dual. En la eterna guerra entre el bien y el mal, es el único que puede inclinar el universo hacia un lado u otro.

La ruca es, también una plataforma de combate. En medio del bosque, convoca y llama a las fuerzas del espíritu. Es una oración de maderas ensambladas y juncos trenzados, que intenta inclinar el universo hacia el bien.

Plano de la Ruca

Monumento a la Araucanía

Escultura simbólica que representa el ícono fundacional de la cultura de la zona y porque no decirlo chilena. La pieza se compone de cinco figuras que representan diversos aspectos de nuestra historia, la machi, el guerrero mapuche Kallfulifan (Caupolicán), Alonso de Ercilla, un soldado de la Guerra del Pacífico y un colono europeo, representación de una sociedad diversa desde sus orígenes.